energía mínima de ignición
La energía mínima de ignición es la cantidad mínima de energía necesaria para inflamar un sistema combustible. En el contexto de la ingeniería de procesos de materiales a granel, esto se refiere principalmente al polvo que se genera a partir de partículas sólidas secas. El polvo se forma tan pronto como se mueven las partículas o se manipulan a granel los materiales. Las partículas combustibles pueden reaccionar muy rápidamente y quemarse de forma explosiva si la concentración es adecuada y hay una fuente de ignición eficaz. En el pasado, este tipo de sucesos han destruido instalaciones enteras y suponen un riesgo considerable para las personas.
La energía mínima de ignición se determina en aparatos de ensayo especiales que generan una nube de polvo reproducible y proporcionan energías de chispa eléctricas definidas. Se dispersa brevemente una concentración de polvo determinada. A continuación, la mezcla de polvo y aire se somete a una serie de impulsos de ignición eléctricos con energía ascendente o descendente. A partir de la interacción entre los ensayos con y sin ignición, se deduce la energía de chispa mínima que provoca de forma segura la reacción de la mezcla de polvo más inflamable. La energía mínima de ignición resultante depende del tamaño de las partículas, la humedad, la estructura de la superficie y la temperatura.
Es un parámetro importante para el diseño de medidas de seguridad y para la clasificación de polvos. Las categorías típicas van desde «extremadamente sensible a la ignición» (hasta 3 mJ) hasta «especialmente sensible a la ignición» (de 3 a 10 mJ) y «normalmente sensible a la ignición» (más de 10 mJ). Mientras que para muchos productos a granel puros existen referencias bibliográficas, en el caso de las mezclas en polvo es necesario realizar determinaciones experimentales.
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