
Material nanoporoso
Los materiales nanoporosos son sólidos con un sistema de poros en el rango nanométrico. Los poros pueden estar abiertos o cerrados. El diámetro típico de los poros es inferior a 50 nm. Los materiales nanoporosos tienen una superficie interna muy grande. Esta puede alcanzar varios cientos de metros cuadrados por gramo. La gran superficie específica da lugar a una alta capacidad de adsorción y reactividad. Los materiales nanoporosos se utilizan en aplicaciones de alto rendimiento en química, ingeniería energética, ingeniería eléctrica e ingeniería cerámica. Ejemplos típicos son los catalizadores, los adsorbentes, los materiales para electrodos y los compuestos funcionales.
La fabricación y el procesamiento de materiales nanoporosos es un proceso técnico muy complejo. La estructura porosa se crea a menudo a partir de partículas primarias a escala nanométrica o mediante el uso de plantillas. La homogeneidad de la mezcla inicial influye directamente en la posterior distribución de los poros y en la funcionalidad.
Los polvos nanoporosos son mecánicamente sensibles. Las altas cargas de cizallamiento o impacto pueden provocar el colapso del sistema de poros. Al mismo tiempo, es necesaria una desaglomeración controlada para garantizar una distribución uniforme. Por lo tanto, el proceso de mezcla debe realizarse con mucha precisión.
Muchos materiales nanoporosos se presentan como aglomerados secundarios. Estos pueden limitar la accesibilidad de la superficie interna. El objetivo del procesamiento mediante técnicas de mezcla es abrir los aglomerados con cuidado, sin destruir la estructura porosa.
Los procesos de mezcla cuidadosos son especialmente adecuados para ello. El proceso de mezcla amixon® permite una mezcla homogénea con un bajo esfuerzo mecánico. De este modo, se pueden proteger eficazmente las partículas huecas sensibles y las estructuras nanoporosas.
Los materiales nanoporosos desempeñan un papel clave en el desarrollo de materiales modernos de alto rendimiento. Sus propiedades no solo están determinadas por la composición química, sino también de manera decisiva por la gestión del proceso de mezcla.